El padre de Irúa, Cruz Moreno, dijo que su hija estuvo al filo de la muerte
(Foto Venancio Alcázares)
CASO KENNEDY// Hablan los familiares de los sobrevivientes

“La policía acabó con la vida y el futuro de mi hija”REINALDO VARGASIrúa Moreno, de 20 años de edad, era una joven normal a su edad: estudiaba 4to. semestre de Ingeniería en la Universidad Santa María, salía con sus amigos, escuchaba música, en fin, trataba de pasarla bien. Sin embargo, la vida le cambió a ella y a sus demás compañeros la madrugada del pasado 27 de junio, cuando se toparon con una alcabala móvil de funcionarios policiales que buscaban a dos delincuentes que un día antes habían asesinado a un agente de la DIM.

La vida en Caracas no es fácil, y más cuando varios sujetos con pasamontañas, vestidos de civil y armados, tratan de detener el vehículo en el que te trasladas en un sector como el barrio Kennedy, en la parroquia Macarao, a la medianoche.

Los seis estudiantes universitarios, entre quienes estaba Irúa, al observar semejante escena, del miedo no les quedó otra que hundir el pie en el acelerador sin escuchar la supuesta voz de alto de los policías de civil. Craso error.

Enseguida, la reacción policial no fue otra que la de abrir fuego, pues los seis jovencitos se trasladaban en un vehículo muy similar al que utilizaban los dos delincuentes que andaban buscando. A los pocos minutos, tres de los compañeros de Moreno yacían muertos con varios tiros, mientras que sus otras dos compañeras, Danitza Buitriago y Elizabeth Rosales, estaban heridas al igual que ella.

La joven de 20 años recibió tres disparos: uno que le perforó el pulgar izquierdo, otro que le rozó la mejilla y un tercero que aún lo tiene alojado entre el occipital y el cerebelo.

Desde entonces han transcurrido siete meses, cuyos días y semanas la madre de Irúa, Alicia García Mendoza, los resume de una sola manera: “los policías acabaron con el futuro, con la vida de mi hija”.

Actualmente, la jovencita sólo ve parcialmente, pues los daños irreversibles causados por la bala hicieron que perdiera 70% de la visión; así como la capacidad motriz del brazo izquierdo, la capacidad auditiva del mismo lado y el sentido del equilibrio. Ahora Moreno para poder desplazarse de un lado a otro lo hace con ayuda de una andadera y de sus familiares. Su madre, la señora Alicia, dice que su hija está viva gracias a la fe que tiene en Dios, por eso saca la foto de la joven de entre las páginas de una Biblia que no la abandona desde que es cristiana, la besa y luego finaliza diciendo: “esto es una impotencia muy grande que uno siente”.

El padre de Irúa, Cruz Moreno, dijo que jamás olvidará el día en que le hicieron daño a su hija.