Ante la diatriba que se suscita en Venezuela sobre si ir o no a un proceso de votación, en la cual la intención de ir a votar en las últimas semanas ha cobrado muchos adeptos no solo en los sectores de liderazgo de la oposición sino también en la misma sociedad, hay que entender y estar claros que la única solución posible pasa por la presencia sistemática y consistente de toda la sociedad en las calles. Pero esta presencia no debe ser irresponsablemente dejada en la convulsión espontánea de la sociedad, ya que en el pasado, es precisamente en esa convulsión espontánea y en la falta de pantalones de los liderazgos de turno donde ha estado el fracaso y sin duda la permanencia de Chávez en el poder durante estos nueve años.

La mejor alternativa para el país, es y seguirá siendo que tanto abstencionistas, como aquellos que están convocando a votar por el no, concentrarán esfuerzos en la única vía posible para poner fin a este gobierno, que es con la manifestación masiva de la sociedad en las calles, pero este esfuerzo debe ser llevado a cabo de manera responsable y con claro interés de salir de la situación y no solo quedarse en discurso encendidos frente a las cámaras de televisión, para después que salen de ellas simplemente no saber que hacer y haciendo uso del ingenio que caracteriza al venezolano buscar excusas para justificar las derrotas o el no cumplimiento de los objetivos. Hasta ahora eso es lo que ha pasado, mil justificaciones otras tantas veces ninguna explicación y el resultado siempre el mismo, las personas en sus casas, posterior a los acontecimientos políticos donde nos han derrotado fraudulentamente. En éstos no ha existido nadie que convoque a manifestar, nadie que convoque a pelear por los que nos corresponde, que es el derecho de elegir que camino queremos, de elegir a quienes serán nuestros representantes. Siempre existe un silencio cómplice y traidor en el que la sociedad se ha escudado para no dar ese gran paso, que hasta ahora nos separa de la victoria. Hubiese sido mucho mas fácil convocar a la calle ahora y medir el grado de compromiso de la sociedad, pero como siempre a días de quizás uno de los acontecimientos mas trascendentales de la historia de Venezuela, se cambia la señal y se producen confusiones. Esperemos que aquellos que de una manera u otra han apoyado el ir a votar, tengan la gallardía y la responsabilidad de conducir a la sociedad a defender su voto. Los que como yo, siguen la vía del abstencionismo, aplazaremos nuestras ganas de ir a la calle, para acompañar al bravo pueblo y a los que quieran defender su voto. Y haciendo uso de un pensamiento del Titán de Bronce Antonio Maceo, seguiremos remando hacia el mismo objetivo ya que el hecho de que no estemos de acuerdo en los métodos, no quiere decir que abandonaremos lo que perseguimos conseguir en este camino de lucha por la democracia de Venezuela.

Ojala el efecto Enrique Mendoza y Manuel Rosales no se repita, y todos aquellos interlocutores que están convocando a esta estrategia no se rajen y traicionen al país y las esperanzas de una sociedad que busca un cambio, ojala no traicionen las esperanzas de quienes hoy presos injustificadamente, ven una señal de esperanza una vez mas. Ojala ese liderazgo estudiantil, del cual tengo mis reservas tengan la capacidad de comportarse como hombres y no como marionetas de quienes en el pasado nos han traicionado. Porque de ser así, habrá un sector de la sociedad que sí va a salir, porque ya no aguanta mas, pero tanto chavistas como traidores a la causa tendrán que responder ante el aluvión de la sociedad que sin duda alguna reclamará justicia. Espero que la sociedad sepa identificar y seguir a los verdaderos líderes que en una situación de inamisión defenderán la causa de Venezuela, y con o sin convocatoria cada ciudadano haciendo uso de su propia conciencia defienda el futuro del país y de las generaciones de relevo. Cada quien debe ser su propio líder y no volver a caer en la farsa donde los demás son culpables y yo no. Todos seremos responsables si Hugo Chávez logra consolidar nuevamente de manera fraudulenta su permanencia en el poder.

José Antonio Colina Pulido

En Dios Confiamos

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