Un juez sentencia a un coronel salvadoreño por un delito migratorio. La Audiencia Nacional de España ha pedido su extradición por el homicidio de cinco sacerdotes españoles en 1989.

El coronel Inocente Orlando Montano

 28 AGO 2013

El coronel salvadoreño Inocente Orlando Montano, ex viceministro de Seguridad Pública, fue condenado este martes a 21 meses de cárcel en Estados Unidos por un juez de la ciudad de Boston, donde fue enjuiciado por fraude migratorio y por perjurio. El juicio estuvo marcado por un intenso debate por su participación en la matanza de seis sacerdotes jesuitas, cinco de origen español, en noviembre de 1989 en plena guerra civil salvadoreña. Entre los asesinados aquella madrugada de noviembre estaban los destacados teólogos Ignacio Ellacuría,Segundo Montos e Ignacio Martín Baró, que también eran rectores de la Universidad Centroamericana (UCA).

Montano enfrentará en prisión una solicitud de extradición a España de parte de la Audiencia Nacional, que lo acusa del crimen de los jesuitas, según ha explicado a El PAÍS la abogada Almudena Bernabéu, parte querellante en el proceso abierto en Madrid, que implica a una veintena de altos oficiales de El Salvador.

Bernabéu dijo que estaba satisfecha por la condena a Montano, dado que recibió el máximo castigo que dicta la guía federal estadounidense para el tipo de delitos por los que fue juzgado. A Montano se le enjuició porque mintió a las autoridades migratorias cuando entró a territorio estadounidense: negó que había sido militar, cuando en realidad durante la guerra civil fue uno de los militares con más poder e influencia, como comandante de campo, y también lo fue al final del conflicto como el encargado de seguridad pública.

El juez sugirió que ahora Montano debería ser juzgado en otro lugar por los asuntos de la guerra

La abogada Almudena Bernabéu, del Centro de Justicia y Responsabilidad de San Francisco, sostuvo que el juez Douglas Woodlock hizo constar en su sentencia que “sí hay prueba de la responsabilidad de Montano” por su posición como alto oficial durante el conflicto armado salvadoreño (1980-1992). Expertos en derechos humanos de Estados Unidos, como Terry Karl, vincularon a Montano con decenas de asesinatos, desapariciones y torturas durante la guerra civil salvadoreña, que duró 12 años y dejó 75.000 muertos, 8.000 desaparecidos y un millón de refugiados.

Bernabéu también subrayó que Woodlock reconoció que su corte no era el lugar idóneo para que Montano fuera juzgado por esos crímenes y que espera que sea juzgado en el lugar conveniente. “No ha sido explícito”, dijo por teléfono la abogada desde Boston, “pero en mi opinión eso se refiere a la solicitud de extradición de la que tanto se ha hablado y que ha pedido España”.

Montano, una vez había sido detenido en Estados Unidos en abril de 2011 por mentir y negar su pasado militar en los formularios migratorios, con el proceso legal contra él en curso, se declaró culpable en septiembre pasado de tres cargos de perjurio y otros tres de fraude migratorio ante autoridades federales de los Estados Unidos para lograr su permanencia en dicho país, donde reside desde 2002.

El coronel podría ser el único de los 13 exoficiales requeridos por la Audiencia Española para enfrentar juicio en el país de origen de los cinco padres jesuitas asesinados. Sobre el resto de implicados pesan órdenes de captura internacional de Interpol, lo que les impide salir de El Salvador, donde gozan de impunidad gracias a una cuestionada ley de amnistía que los protege desde 1993.

http://internacional.elpais.com/internacional/2013/08/28/actualidad/1377653678_960806.html

 

La caza del coronel Montano

Los cuerpos de los jesuitas asesinados en El Salvador en 1989. / AP

Almudena Bernabéu, de 41 años, nacida en Alicante es la abogada de los familiares españoles de las víctimas jesuitas, entre ellos el reputado teólogo Ignacio Ellacuría. Es una cazadora de criminales de lesa humanidad que comenzó a colaborar desde joven con este tipo de casos, desde los años en que el fiscal Carlos Castresana, actual fiscal del Tribunal Supremo de España, emprendió en 1996 los juicios por justicia universal en Chile y Argentina.

A los 26 años colaboró en el contra Pinochet y luego se desempeñó en la parte acusadora del militar Adolfo Scilingo, uno de los responsables de los “vuelos de la muerte” en Argentina. En 2006, junto a un grupo de abogadas especializadas en derechos humanos, logró la reapertura de la investigación del genocidio en Guatemala ante la Audiencia Nacional española, incluyendo la violación masiva de mujeres.

Tras esos casos de crímenes de lesa humanidad, Bernabéu y el CJA (Center for Justice an Accountability) buscaron la reapertura de otros casos, como el genocidio en Guatemala, la búsqueda de los autores materiales del magnicidio del Arzobispo de San Salvador Oscar Romero en 1980 y la reapertura del caso de la masacre de seis jesuitas y sus dos empleadas, madre e hija.

Finalmente este martes logró atrapar en Estados Unidos a uno de los 10 ex altos jefes militares cuya extradición pide España por la masacre de los jesuitas.

Almudena Bernabéu echó a andar el caso de la masacre de los sacerdotes en 2008

El caso de la masacre de los sacerdotes se remonta a 2008, cuando Bernabéu emprendió ante la Audiencia Nacional un juicio en nombre de las Asociaciones Pro Derechos Humanos de España y de los familiares de Ignacio Martín-Baró, uno de los jesuitas españoles asesinados.

El juez Eloy Velasco aceptó en 2011 el caso presentado por los familiares, y se basó en tres argumentos: que un proceso de 1991 en El Salvador fue fraudulento y no apuntó a los autores intelectuales, que en un nuevo proceso en 2001 tampoco hubo un proceso apegado a derecho y que la amnistía decretada en marzo de 1993 en aquel país no ampara a quienes cometieron delitos de lesa humanidad.

El caso de los jesuitas es singular, dice Bernabéu: “Es el único caso de justicia universal en la Audiencia Nacional española en la que la fiscalía emitió un informe favorable por unanimidad”.

Con paciencia de sabueso, la abogada y el CJA comenzaron a perseguir al Montano: “Fruto de la investigación nos enteramos que Montano estaba viendo en un pueblito de Massachusstes, y que viajaba a su país de vez en cuando”. El coronel fue localizado en algún momento entre finales de 2010 y principios de 2011: “Comunicamos a las autoridades norteamericanas que se encontraba en territorio norteamericano. Para entonces el juez Velazco ya preparaba el auto de procesamiento y los pedidos de extradición”.

La primera victoria legal llegó pronto: “Nos reunimos con el juez Velazco, y él decide la orden de arresto, para que diera base legal a los norteamericanos para poder detenerlo”. Era la punta de la madeja y Bernabéu comenzó a tirar de ella. Pero tuvo un traspié: “La órdenes arresto internaciones con fines de extradición de Montano fueron entregadas ante EE UU pero no se hace nada y se incumple el convenio de cooperación con España”.

A Montano lo localizaron en un pueblito de Massachusstes

Entonces Bernabéu acudió a los medios. En julio de 2011 se publicó un reportaje en el diario Boston Globe.“Pienso que el artículo pudo ser decisivo para que se materializara el arresto de Montano en agosto de 2011”.

El FBI detuvo a Montano intentando escapar en coche por tierra camino a su país. Fue atrapado en Virginia intentando escapar vía México hacia El Salvador. En agosto 2011 el gobierno de Estados Unidos comienza el caso por violar leyes migratorias y perjurio en su declaración.

El caso dio una nueva vuelta de tuerca el 4 de noviembre de 2011, a poco de los 22 años de la masacre, cuando el juez Velasco emitió las órdenes internacionales de detención: “Fue muy emocionante”, recuerda la abogada. “Había una esperanza casi inocente de que fueran tramitadas las ordenes de extradición desde El Salvador a España de todos los altos mandos militares de la guerra civil”.

Pero no fue así y la Suprema Corte salvadoreña dictaminó lo siguiente: “De accederse a la cooperación judicial, sus efectos impactarían de forma negativa el proceso de pacificación que se ha venido construyendo desde la finalización del conflicto armado interno”.

Almudena recuerda el episodio, cuando los altos ex jefes militares se refugiaron en un cuartel a esperar el fallo favorable de la Suprema Corte: “Fue una sorpresa, una provocación increíble, espeluznante”. La respuesta del presidente Funes fue decepcionante para la abogada: “Fue una respuesta insuficiente; y de alguna manera el Presidente abdicó ante las intrigas de las Fuerzas Armadas. Por eso el caso Montano es un emblema ahora”.

La condena de Montano abre finalmente esperanzas de justicia: “Permite que, al hacerse cumplir la legalidad norteamericana, no haya ningún impedimento de que se atienda la solicitud de extradición a España”. El balón cae ahora en la cancha del presidente Barck Obama: “Esperamos que cumpla con la obligación de Estados Unidos de extraditar al coronel Montano a España”.

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