Venezuela Awareness
Alberto Reverón (Foto VAF)

 

“Los jóvenes, quienes al no tener otra alternativa en el sector privado, recorren un amargo camino al trabajar en instituciones públicas, cuya selección del personal lejos de basarse en los estudios realizados o trabajos anteriores, enfoca la atención en el fanatismo que le confiere a la causa socialista y su filiación política”

Alberto Reverón (Foto VAF)
Alberto Reverón (Foto VAF)

Alberto Reverón

27 de Noviembre 2013.-Puede que el actual gobierno Venezolano distraiga la atención de los ciudadanos al decir que Hugo Chávez, fallecido líder, se presenta en forma de pajarito y deforme frases bíblicas de la manera más escatológica posible. Pero a quien no puede mentirle es a la economía. Según el censo realizado en el año 2011 hay un poco más de 29,95 millones de personas que habitan el país, de los cuales el 66,6% son jóvenes quienes comprenden las edades entre 15 y 25 años.
De esos 29,95 millones que conforman el 100%  hay un 33,4% que se divide en: 5,8% adultos mayores y 27,6%  menores de 15 años. Considerando que la edad media del país es de 26 años de edad y que por cada 98 hombres hay 100 mujeres, la población demográfica ha crecido, pero es lo único que ha crecido, junto con la corrupción y la falta de oportunidades.

Si la población laboral es de 12.972.61 millones de personas 85% del total de la población, solo un 15% son jóvenes que laboran, es decir que un poco más de un millón de jóvenes tienen trabajo acorde a sus carreras universitarias, pagan impuesto y están dentro de la seguridad social. No obstante esa cifra no solo se reduce sino que el alto costo de la vida hace que aun ganando sueldo mínimo sea imposible vislumbrar un futuro en Venezuela. El sueldo mínimo en moneda local es de 4.100 bolívares incluyendo tickets de alimentación, pero con una canasta básica de 14.446,16 bolívares. Un universitario recién egresado necesitaría cuatro sueldos mínimos para poder completar la canasta básica. Por su parte, los empresarios no pueden aumentar el sueldo a los trabajadores jóvenes por dos razones básicas: La primera; las medidas del gobierno al imponer inamovilidad laboral, si bien no permite despidos pero tampoco permite aumentos salariales. Y la segunda; los sueldos son fijados en base a los estudios realizados y experiencia laboral, pero eso es promediable en tablas que el mismo gobierno impone. De modo que, por donde los empresarios quieran ir el gobierno los limita, pagando las consecuencias los menos favorecidos: Los jóvenes, quienes al no tener otra alternativa en el sector privado, recorren un amargo camino al trabajar en instituciones públicas, cuya selección del personal lejos de basarse en los estudios realizados o trabajos anteriores, enfoca la atención en el fanatismo que le confiere a la causa socialista y su filiación política. Con un partido central de gobierno cuyos nexos internacionales están ligados a personeros e instituciones, que en muchos casos han sido acusados por actos terroristas.

Es un panorama desgarrador por donde se le mire, y aunque los jóvenes desempleados que solo para el año 2013 fueron un 411.736 incluyendo que cada año 260.000 venezolanos egresan de sus universidades, pueden los desempleados engrosar la economía informal, aunque nadie les compraría porque la inflación en lo que va de año es de 37,9% a juicio del Fondo Monetario Internacional. No es más que la fuerte realidad, pero hay una solución.

No es banal el viejo adagio que profesa “En tiempos de crisis solo la imaginación es más fuerte” Imaginación o creatividad, cosa que los venezolanos tienen de sobra, solo hace falta la sinceridad interna del sector privado. Esto no significa que los dueños de empresas tienen que donar sus sueldos. Todo lo contrario. Se podría citar como un ejemplo pintoresco el de un joven, con todas sus esperanzas típicas de su edad, que encuentra un trabajo y no debería hacer un “Friday party” más bien debe buscar a otros jóvenes quienes teniendo ideas iguales de emprendedoras y asesorados por sus jefes, busquen la manera, basándose en un estudio de mercado, en cual y como pueden montar su propia empresa, por más pequeña que sea. Y cuando se trata del asesoramiento de sus jefes, este tendrá que ampliar algunos días implícitamente libres. Es aquí donde debe entrar la honestidad venezolana, ya que al cobrar el salario el joven debe retornarlo a su empresa de la manera que sea. Por otra parte las universidades, por medio de sus departamentos deben crear una fiesta emprendedora de cómo hacer dinero en tiempo de crisis; en Venezuela, donde actualmente escasea la comida si las universidades fomentan una cultura de huerta casera, las personas no solo tendrían para saciar parte de sus necesidades alimenticias, sino que podrían convertirse en pequeños empresarios, eso por nombrar un solo ejemplo de lo mucho que se puede hacer.

La actual realidad venezolana es un sinónimo de la palabra aterrador, pero el futuro del país solo depende de la calidad de pensamiento de sus habitantes, quienes con mucha creatividad, verdadera unidad y sobre todo honestidad, podrán no solo salir de esa situación tan desgarradora sino que serán ejemplo para el resto del mundo.

Alberto Reverón

Periodista venezolano promoción 2013 y activista de los DDHH

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