Venezuela Awareness
Alberto Reverón (Foto VAF)
Alberto Reverón (Foto VAF)
Alberto Reverón (Foto VAF)

 La juventud Venezolana parece dormir en los laureles de una eterna gloria sin pensar en los problemas que les afecta, aunque esto sea una minoría, no se trata de involucrarse en los asunto públicos, sino de concientizar sobre la solución que está en la fuerza juvenil para resolver los problemas.  

por Alberto Reverón para Venezuela Awareness

6 de diciembre 2013.-La idiosincrasia venezolana lejos de ser pasiva es una efusiva tormenta de alegrías, inclusive dentro de la música folklórica existe una que dice “A quien no le va gustar” cuyos versos reflejan la extrema alegría y rumba de los venezolanos. Los jóvenes son los más propensos a esto. La vitalidad de la edad previa a la adultez, el sentir los beneficios sin tener responsabilidades, hace que el mundo sea un lugar que marcha de manera diferente, o que incluso ni se le preste atención.

Irse de fiesta, rumba, farra o como quiera decírsele, gastando lo que honestamente un joven pueda juntar con el esfuerzo de su trabajo, es un justo derecho, pero el tener que salir del local nocturno con una rapidez inmediata debido a los altos índices de inseguridad,  pese a los tragos de más, no es justo sino lamentable. El aportar todo el dinero y esfuerzo en estudios para no tener que ser silenciado en un trabajo que no es el deseable ni acorde a sus estudios, es ya una señal. El ir con su pareja en un paseo por carro y caer en cada bache, es signo del actual deterioro de la infraestructura nacional. Pese a todos los problemas que existen en Venezuela donde un sector público secuestrado es el causante, teniendo como principal víctima a los jóvenes, por destrozar no solo su futuro sino su presente, es resaltante que los jóvenes hagan esfuerzo por cambiar el panorama nacional.

El interés por los asuntos públicos no se hicieron para todos, así como hay quienes prefieren ser abogado hay otros que son médicos. Pero históricamente en Venezuela lejos de dar paso a los jóvenes dentro del ámbito público, se prefirió optar por el amiguismo, apartando así a los jóvenes, quienes llenaron ese espacio con sus merecidas pachangas. Lamentablemente la sociedad se volvió arcaica y sin el dinamismo necesario para renovarse y progresar como nación. Conformistas contra activista por buscar una mejor sociedad. La juventud Venezolana parece dormir en los laureles de una eterna gloria sin pensar en los problemas que les afecta, aunque esto sea una minoría, no se trata de involucrarse en los asunto públicos, sino de concientizar sobre la solución que está en la fuerza juvenil para resolver los problemas.  Dicho de otro modo, al no haber expectativas de vida, con un panorama desgarrador, sería ilógico pensar en técnicas innovadoras, por ende el gobierno venezolano hace su esfuerzo porque nada cambie, o si cambia sea para peor, ya que los jóvenes con sus ideas innovadoras son quienes propician el tan necesario cambio que requiere la nación suramericana.

El conformismo de la juventud no es genético, sino inoculado por  un estado paternalista que promueve el desgane en quienes tienen sus sueños puestos a la orden del día y queriendo verlos hacerse realidad, se topan con la tristeza de un muro que los arropa hasta adormecerlos y hacer que se vayan por el camino del conformismo.

No es culpa de los jóvenes, sino que al no vislumbrar un mejor futuro, tienen que optar por las opciones más cortas que existan, dejando de lado en muchos casos sus responsabilidades civiles para con la sociedad. Hundiéndose en una eterna diversión, pero lejos de no ser consientes de sus alcances, son más analíticos sobre los cambios del porvenir, de allí, que la tan natural como necesario rebeldía juvenil, tenga esta vez una causa, justificada de por sí.

El llamar la atención, demostrar carácter, ser contestatario, y buscar siempre algo más de lo que se ofrece debe ser el modelo a seguir por quienes ven un mejor futuro para hacer realidad sus sueños. El dejar de hacer largas colas en tiendas de electrodomésticos, cuyos precios bajaron por orden de un golillismo gubernamental, y hacer la cola de la dignidad, es muestra del activismo juvenil, quienes deben organizarse con su eterna alegría y comenzar a emprender el largo, necesario y natural camino a la transformación, ya no solo física, mental, económica, sino social, porque es esta la que permite que las tres primeras pueden darse plenamente.

De cualquier forma, la juventud venezolana, tendrá su máximo desarrollo cuando la primavera, ese gran despertar público, llegue a su corazón y concienticen que más allá de un sistema que no les permite desarrollarse libremente, esta la opción de la natural rebeldía juvenil de luchar por sus merecidos derechos.

Alberto Reverón

Periodista venezolano promoción 2013 y activista de los DDHH

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