Enrique y Ana abandonaron Venezuela hace siete meses, huyendo de la persecución política y buscando “un mejor futuro” para su hijo de cuatro años. Ante la desesperación que sentían, decidieron dejarlo todo y emigrar con los bolsillos vacíos, portando solo una tarjeta de crédito con la posibilidad de $700, el monto establecido para un cupo viajero en el control de divisas del país suramericano..