Carmen Velásquez, representante alterna de la Mision venezolana ante la OEA

Noviembre 18, 2016.-José Miguel Vivanco, director de la División de las Américas de Human Rights Watch, considera que la OEA debe condenar los graves abusos de Maduro

El retiro de Venezuela de la sesión extraordinaria del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos, que se llevó a cabo el miércoles, es la reiteración de la negativa a que ese foro tenga que ver con el seguimiento y solución de la crisis del país, de acuerdo con analistas.

La internacionalista Elsa Cardozo considera que el hecho de que la representación nacional haya abandonado la sesión es la reafirmación del aislamiento frente al organismo. “Es cerrarle la puerta a la discusión en ese foro de los asuntos sobre Venezuela”, indicó.

Para la analista, la actuación de Carmen Velásquez, representante alterna de Caracas ante la organización, es parte del desconocimiento a lo discutido entre junio y julio y del informe del secretario general Luis Almagro.

“Desde ese momento la representación venezolana no quería que se discutiera la situación del país, sino en los términos que el gobierno planteara”, afirmó.

El embajador Sadio Garavini coincidió en la opinión y manifestó que lo que hizo Venezuela es una simple excusa para deslegitimar cualquier tipo de acción de la OEA, foro en el que el gobierno de Nicolás Maduro se siente más débil.

Cardozo indicó que tras la sesión, Venezuela queda como un país que incumple, que quiere demostrar que no está atado a ningún compromiso interamericano y que solo reconoce las instancias que el propio gobierno propone y aprueba.

“Es una regresión tremenda porque en realidad el régimen interamericano es cada vez más supranacional en materia de derechos humanos y democracia”, explicó.

La experta enfatizó: “Es interesante que a pesar de la queja de Venezuela en la OEA, sí se aprobó una resolución que recoge de manera semejante los acuerdos que hubo en junio. El hecho de que toda esa atención esté volcada al país hace más evidente la arbitrariedad del gobierno venezolano, que niega toda opinión o posición contraria. La crisis del país dejó hace rato de ser estrictamente nacional y genera preocupación y condena”.

La internacionalista se refirió también al contenido de la resolución. “Lo que se propone no es nada extraño. Preocupa la actuación del país si esta se debe a la solución en plazos razonables de los temas de fondo. Esto genera recelo. El gobierno no quiere que se le hable de plazos o temas, quiere manos libres, lo que da señales de recelo sobre lo que entiende el gobierno como diálogo”.

En la misma línea Garavini expresó: “(Con respecto a) la declaración, el mismo gobierno dijo que no tenía nada en contra de su contenido, salvo quizás la parte de ‘resultados concretos en un tiempo razonable’. Eso es lo que pudo haber no gustado, pero eso no fue lo que dijeron”, señaló.

Para el doctor en Ciencias Políticas, con su actuación Venezuela queda en ridículo por su apoyo al diálogo, a la vez que tildan de injerencia una resolución de los Estados miembros de la OEA para secundar el encuentro de las partes.

José Miguel Vivanco, director de la División de las Américas de Human Rights Watch, considera que la sesión extraordinaria de la OEA fue una pérdida de tiempo.

“La OEA pierde su tiempo discutiendo una insípida resolución prodiálogo en Venezuela, en lugar de condenar graves abusos de (Nicolás) Maduro”, escribió Vivanco en su cuenta de Twitter.

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